El estrés, el miedo y la incertidumbre que genera la pandemia del COVID-19, ha afectado mucho a los niños, y muchos pueden tener problemas para lidiar sus emociones. Muchos niños han perdido a algún familiar por causa del COVID-19 en los Estados Unidos, y en el mundo. Muchas familias han perdido estabilidad financiera durante la pandemia, y al mismo tiempo los niños dejaron de socializar en las escuelas, centros recreativos y de esparcimiento. Actualmente muchos han regresado a clases, pero a pesar de las medidas que se están tomando para evitar el contagio, las cifras de contagiados, en los últimos dos meses se han incrementado sustancialmente con la nueva variante Omicron.
¿Entonces que podemos hacer para ayudar a nuestros hijos?
Pídale a su hijo que hable con usted acerca de cómo se siente. Sentirse deprimido, desesperanzado, ansioso o enojado pueden ser reacciones normales ante el estrés. Pero si estos sentimientos son constantes y afectan la capacidad de su hijo para realizar sus actividades diarias tales como: ir a la escuela, hacer sus asignaciones o divertirse, estos pueden ser señales de que necesitan apoyo. También debe tener en cuenta que a los niños pequeños se les puede hacer difícil hablar sobre sus sentimientos, pero pueden mostrar cambios en su comportamiento o desarrollo.
Si está preocupado porque ha detectado síntomas que le indiquen que su hijo necesita ayuda en el área de salud mental, no dude en consultar con un especialista, para que le realice una evaluación. Esto puede ser de especial importancia para los niños que tienen necesidades especiales de salud o diferencias de desarrollo. Los niños que han sufrido la pérdida de un ser querido o un amigo debido al COVID-19, corren mayor riesgo de tener problemas de salud mental y muchos pueden necesitar atención especial y asesoramiento profesional para poder hacerle frente a la perdida y lidiar con el dolor. Un especialista puede ayudar a su niño y fomentar su resilencia.
Siempre consulte a su hijo acerca de cómo se siente y recuérdele que está allí para hablar si lo desea, cuando esté listo. Algunos niños pueden necesitar más tiempo para expresar sus sentimientos, y a otros algunos les puede ir mejor con conversaciones graduales y otras actividades además de hablar, tales como pintar o dibujar para expresarse y manejar el estrés. Ningún esfuerzo por ayudar a nuestros hijos es suficiente, recordemos que su estabilidad emocional depende del apoyo que nosotros como padres les brindemos.
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